miércoles, 21 de abril de 2010

Amigos que cocinan. Alberto (mi padre).

Qué decir de un padre.
Todo lo que diga será poco, insuficiente, sonará ridículo o quizás hasta pedante. Pero como este es un blog sobre gastronomía intentaremos centrarnos en lo que nos ocupa: la comida.
Tuvimos la gran suerte de poder reunir a toda la familia el viernes de Pascua. Somos pocos y bien avenidos, pero tenemos unos horarios de trabajo que no nos permiten disfrutar de una comida todos juntos muy a menudo.
La ocasión merecía la pena; necesitaba de una comida a la altura y mi padre lo hizo posible.
El viernes santo la Iglesia prohíbe comer carne, pero nosotros somos esa clase de católicos que siguen las tradiciones "a su manera" y el mar obró el milagro. No el bíblico de los panes y los peces sino el terrenal de las gambas y la pagra.
Gambas de Mallorca (no se si de Sóller pero excelentes) al horno, "raoles de jonquillo" y una pagra al horno de unos tres kilos.
La cuidada selección de todos los ingredientes estuvo a cargo del anfitrión. Todo de la mejor calidad, en los mejores puestos del Mercat de L´Olivar de Palma de Mallorca. Unos estupendos tomates, patatas y cebollas nuevas también de la zona. Tres días antes del acontecimiento ya fue a indagar en sus puestos favoritos la previsión de pescado y marisco y comprobar dónde estaban las verduras de mejor aspecto. Es una persona previsora; hace el trabajo previamente y así se asegura el éxito. Lo tuvo todo a punto y en su momento. Mi familia puede asegurar que ese día comió las mejores gambas, tomates y pagra de toda Mallorca.
La cocción fue de lo más natural: al horno. Buen aceite, en su punto de sal, la patata un poco cocinada previamente, el tomate y la cebolla en crudo y el pescado encima. Perejil y una hora de horno más o menos.
Un éxito. Gracias Papá. Todos esperamos repetirlo en breve.

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